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Amig@ mí@, cuando mi voz calle, cuando mis manos no recorran alegres el teclado, entonces mi corazón seguirá hablándote y tus ojos seguirán leyéndome.

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martes, 30 de junio de 2015

MUSEO MINERO DE RIOTINTO


El edificio donde está en museo en su día fue el hospital de la empresa Rio Tinto Company fundado para atender sanitariamente tanto a los empleados españoles como al personal británico, incluso a los agricultores de la zona que no tenia medios para pagar esos gastos, se reservaban unas camas para ellos llamadas “camas de gracia”.
El museo actualmente lleva el nombre de Ernest Lluch que fue su presidente; tras ser asesinado por ETA se le puso su nombre y a la plaza donde se ubica este museo también.
Dentro de este museo se hizo una reconstrucción de una mina romana dando a conocer las diferentes maneras de trabajar dentro de la mina. Normalmente eran esclavos los que trabajaban en penosas condiciones y por las emanaciones acababan ciegos; este modo de trabajo está representado por figuras de cartón piedra que te suelen dar algún que otro susto al encontrártelos en la oscuridad.
En la sala dedicada a los romanos hay enterramientos curiosos, junto con el difunto enterraban una probeta o lagrimal con las lágrimas de los familiares para la sed del difunto.


Nos presentan innumerables piezas relacionadas con la minería, la metalurgia, la arqueología, alfarería, curiosas herramientas y unos cascos elaborados de cartón, ¿eficaces? No lo sé hasta qué punto pero dicen que te los colocabas, se mojaban y adquirían la forma de la cabeza; eran el sistema de protección que tenían por entonces.







Hay un apartado de antiguos artilugios de comunicación. Otros que se refieren al tren que fundan para sacar los materiales al puerto.



Una de las piezas joya del museo es el vagón del Maharajá, es el más lujoso del mundo y fue construido para la reina Victoria de Inglaterra en el siglo XIX para un viaje a la India nunca realizado, y traído a Riotinto para agasajar al rey Alfonso XIII en su visita a las minas. Es de maderas nobles y sus asientos son de dos formas; fijos y reclinables, los fijos para las damas y los reclinables para los caballeros (machismo puro y duro).






Luego de ver el museo hicimos un paseo de 12 kilómetros por la mina, pasando por puentes y túneles, antiguas estaciones olvidadas, siempre al lado del rio Tinto y rodeados de un paisaje fantasmagórico, como de otro planeta con caprichosas formas de las escorias que forman montañas, el paisaje desolador a pesar de los esfuerzos por reforestarlo. Pasamos por un lugar que parece un cementerio de vagones, vagonetas y maquinas a vapor pero que ahora están en vías de restauración




En la estación “Las Zarandas” el tren hizo un alto para cambiar la máquina para el regreso; en esta parada nos acercamos al rio con la advertencia de no mojar la ropa pues esta agua hace el efecto de la lejía; en otros tiempos las mujeres la usaban para darse en las piernas para retrasar la salida del bello y también para problemas de soriasis.




Cuentan con una maquina a vapor del siglo XIX que conservan en buen funcionamiento llamada “Gilda”, cada primer domingo de mes hay una asociación que la saca para hacer el recorrido y mantener a punto.

                                                       Foto de la web

En todo el recorrido un guía nos va explicando lo que tenemos al alcance de la vista y resultó ameno y didáctico el trayecto. Contaba que cuando el tren iba cargado de mineral su velocidad era casi nula, le daba tiempo al maquinista a bajarse y llenar el botijo en una fuente y regresar al tren, todo esto en marcha.
Amig@s, dejo Aracena, donde comimos para una nueva entrada.

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