AMIG@

Amig@ mí@, cuando mi voz calle, cuando mis manos no recorran alegres el teclado, entonces mi corazón seguirá hablándote y tus ojos seguirán leyéndome.

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domingo, 30 de octubre de 2011

Dia de todos los Santos

Una flor de recuerdo para todos los que con el transcurrir de sus vidas lograron que tú y yo y nuestra historia estén escritas con tinta indeleble en nuestros corazones.
Una vela encendida para alumbrar el camino de ese alma que en vida nos amo tanto y a la vez nos revele el buen camino a nosotros.
Esta celebración se deriva de los ritos de los Druidas, sacerdotes de las tribus Celtas. El imperio romano ya en la era del cristianismo hizo que estas fiestas fueran incorporadas en las celebraciones cristianas.
La Iglesia antigua acostumbraba a celebrar el aniversario de la muerte de un mártir en el lugar de su martirio, como cuando moría un mártir morían varios juntos se hacían una celebración común. De ahí partió la celebración del día de Todos los Santos.
Os preguntareis que a qué vienen todos estos retazos de historia, pues bien; en Burón tenemos el cementerio desde tiempos inmemoriales, es un lugar que ahora nada nos dice de las costumbres que teníamos; permanece sepultado como si de un solo difunto seria bajo toneladas de hormigón para que nuestros antepasados y nuestra historia “descansen en paz”, yo diría que para que no se revuelvan en sus tumbas ante tal desastre. Nadie se muere del todo, si al marchar deja tras él familiares, amistad, cariño, sonrisas y amor, eso decía alguien; la muerte nunca tiene victoria porque al partir dejamos lo mejor de nosotros en el recuerdo de los nuestros, pero esta reflexión no va con los que están bajo el hormigón del cementerio, no se tuvo en cuenta su trabajo por crear una historia, todas sus obras desaparecieron.
Que poco les sirvió a nuestros antepasados todo cuanto hicieron a través de los siglos para ser recordados, esas obras que perduraban en aquella casona solariega que fue donde se formó y partió el apellido Álvarez, o aquella otra de la que partió el apellido Gómez…., ya no son más que un montón de escombros y olvido; en una ocasión leí que “el recuerdo de nuestra vida serán las obras que dejemos, el bien que en esta vida realicemos y los frutos que en nuestro entorno logramos plantar”, nada de esto queda en Burón, tan solo una gran losa de cemento bajo la que reposan todos los que con sus vidas escribieron la historia importante de nuestro pueblo y sobre la que toma posesión el agua en su afán por arrebatarnos todo.
¡Cuánto recuerdo mis años en el pueblo, cuando llegaba este día! hacíamos todo cuanto podíamos para que nuestros antepasados tendrían su sepultura cuidada, cuando el otoño venía malo carecíamos de flores o presupuesto para comprarlas pero la tierra estaba limpia y cuidada, libre de malas hiervas, delimitada por una enrejada de mimbre o unos curiosos tapines.  Otros años la nieve hacia acto de presencia y cubría las tumbas, respetábamos ese blanco e inmaculado  manto y le dábamos una nota de color con las pocas flores que conseguíamos,  en fin que nuestros muertos tenían sobre ellos el amor y el cuidado de los que estábamos y lo mas importante, “una oración sincera”. Este día ninguna tumba quedaba descuidada, recuerdo la de un Motril de las merinas que se mató en Burín, era la más cuidada, siempre tenía flores que los niños del pueblo se encargaban de ponerle. Ahora se ve algún ramillete de flores puesto al azar sobre el frio cemento, seguro que  de alguien que se resiste a que sus muertos queden en el olvido de los demás por que en nuestros recuerdos siempre están.
Esta foto que incluyo es la mejor explicación sin palabras del dolor que todos tenemos al ver donde quedan nuestros antepasados y que en un día como este deberían ser recordados y venerados sobre sus tumbas.
.Esta foto es de la losa de cemento con la cruz conmemorativa que cubre lo que en otro tiempo fue el cuidado cementerio de Pedrosa, en este año de sequia surge del agua y el lodo para recordarnos que ahí está el pasado de un pueblo, el presente que le espera es ser engullida de nuevo por las aguas y el futuro….
Descansen en paz las almas de todos los difuntos, y en especial las de los difuntos de nuestros cementrios, los que tienen que soportar sobre ellos el peso del progreso y las injusticias en forma de agua, agua que se une a las lágrimas de los vivos, derramadas por tanta impotencia y tanta desolación.
Saludos amigos.
 

sábado, 22 de octubre de 2011

Mes de Octubre


Cuando una comienza a ver cambiar de color  los árboles y  va observando cómo sus hojas van cayendo como el aviso de un cierto final, cuando ya hay que entrar en los armarios en busca del abrigo olvidado después de tantos y tantos días de calor, cuando con una mirada al calendario ve que llegó octubre, es cuando acuden tantas cosas bonitas que se realizaban en este mes en Burón y que ya están tan solo en el recuerdo de todos cuantos las vivimos.
En el mes de octubre, la naturaleza nos avisa que se duerme dejándonos recuerdos del otoño…. Ese mes en mi pueblo era de recogimiento, de quietud y silencio, nos habla de la presencia misteriosa y creadora de Dios, nos invitaba a ensalzar el recuerdo de María en su advocación del Rosario, y cada domingo en la tarde salíamos pisando por esa  alfombra de contrastes de colores, rojos, ocres, amarillos y verdes desgranando las Ave Marías del Santo Rosario cantado, mientras tanto las hojas de los chopos de la carretera caían sobre nosotros como lluvia de colores dejando nuestras almas lavadas y desnudas de agobios pues es tiempo de calma, como las ramas de los arboles   van luciendo su desnudez otoñal.
En procesión encabezada por el pendón, seguido de los estandartes, las andas con la Virgen del Rosario a hombros de las gentes,  recorríamos un buen tramo de carretera hasta llegar a La Sota por donde se hacia un recorrido por sus prados, siempre con la musiquilla repetitiva del Ave María, se cantaban los misterios glorioso en el largo recorrido de regreso a la Iglesia, cada domingo el mismo camino como queriendo encontrar algún día un camino de serena quietud.
Muchos recuerdos trae para los buroneses este mes de octubre, no exentos de notas graciosas como la de un vecino que no fue al rosario por apañar un prado de otoño (estaba muy mal visto el trabajar el domingo) y precisamente en la Sota, el que portaba el pendón lo vio esconderse tras el montón de otoño y dirigió la procesión alrededor de dicho montón, el buen señor lo fue rodeando  pero al fin fue pillado infraganti.
Todo esto ya cambió; se que las circunstancias y los motivos cambian, cuando uno se quiere dar cuenta ya no queda nada de aquella costumbre de nuestra juventud, ¿cambian las personas? Creo que lo que cambian son sus ideas, sus pensamientos están condicionados, las influencias  les tiene captados, la propaganda, las prisas, los miedos, en fin todo ello se resume en un desarraigo de las costumbres, y los que las recordamos nos queda el deber de darlas a conocer.
Queridos amigos, no quería que finalizara este mes sin dedicarle un pequeño recuerdo, ¿vosotros tenéis recuerdos de estos? Si los teneis conservarlos y dedicarles un tiempo porque sino esto se queda escondido en los pliegues de vuestra memoria y es bonito compartirlo.

sábado, 15 de octubre de 2011

LAS MADREÑAS

Madreñas en el desván


Algunos quizá no las habréis conocido, pero otros las recordamos con nostalgia, o con alivio otros por dejar de usarlas, pero siempre será un recuerdo de nuestra vida en el pueblo, de un calzado que formó parte de nuestra niñez  y por lo tanto están presentes en nuestra historia y en la de los pueblos de la montaña que se siguen comprando madreñas en la feria de Riaño, pero ya  como artículo de lujo.
 Posiblemente descansen las antiguas  “madreñas” bajo un banco de carpintería al fondo de la portalada, o en lo más oscuro de la bodega o bajo la viga del desván (en este caso). Están tristes y silenciosas, resecas del poco uso y apenadas por el abandono de tantos años al que fueron relegadas, bajo la gruesa capa de polvo que las envuelve ya casi ni se aprecia su decoración, con la hojalata de una latilla de sardinas tapándole el agujero que el mucho uso hizo en el papo; una atrevida araña, al verlas tan quietas, ha tejido su artística tela en torno a ellas, más que una tela un telar, o un ratón avispado se instaló dentro como un ocupa fugaz.
 Se siente un ramalazo de nostalgia al contemplarlas, olvidadas en aquel rincón, solas y esperando que alguien se acuerde de ellas y las rescate del olvido, y recuerde la alegría de sus buenos momentos que quedaron perdidos en un pliegue de  nuestra  memoria. Fueron importantes en una etapa de mi vida: mi infancia y mi juventud que la pasamos juntas. Juntas fuimos a la escuela por esa “guella” hecha en la nieve y juntas corrimos (aunque me caía con facilidad de ellas), me acompañaron y participaron en los juegos de mi niñez y disfrutaron de los paseos románticos con mis primeros pretendientes, ¡cuantas veces había que rescatarlas de entre la nieve en una pisada profunda! ¡Cuantas resbaleras corrimos sobre ellas!
 Ellas, elevaban mi figura un palomo del suelo (falta si que me hacia), hacían que mis pies se sintieran protegidos de aquel lío de barro, baraña y agua que se formaba en época de blandura en las calles del pueblo.
 Eran ligeras, silenciosas, elegantes, y hacían que mis pies dentro de ellas lucieran coquetones, secos y calientes. Al llegar a las casas ellas te daban la bienvenida en los portales.
Los domingos, era un espectáculo contemplarlas alineadas en perfecto orden en el pórtico de la iglesia. Formaban un cuadro variopinto; grandes y pequeñas, llenas de tallas, dibujos, barnizados; las tarninas, las de fabrica y las que cada uno si era un poco apañao hacia con su propio sello; rematadas con tarugos, clavos o tacos, etc. en sus pellas. Sus grandes bocas permanecían abiertas en pícara e insinuante sonrisa esperando la llegada de nuestros pies, las de los hombres en la izquierda y las mujeres en la derecha, cada cual tenia ya su sitio para dejarlas.
 Allí en aquel pórtico, se reunían todas las "madreñas" del pueblo; bueno..., también en el salón de baile los domingos por la tarde se concentraban unas cuantas, las de la juventud ávida de esparcimiento y en el salón parroquial para ver la tele, esta tele era de las únicas que había en el pueblo y también en ese lugar se reunían las madreñas, pero este lugar no era el mas tranquilo para ellas, las pobres madreñas estaban pendientes de los rombos con los que se calificaban los programas por que cuando por la edad teníamos que salirnos la pagábamos con las indefensas “madreñas” que solían acabar en el foso de la gloria. El salón de las escuelas era también un lugar de concentración de madreñas, todas en perfecto orden, por la edad de sus dueños, y por lo tanto por tamaños ¡que recuerdos!
¿Cuándo comencé a caminar con ellas? No puedo responder. Cuando me paro a pensar y a recordar, no consigo encontrar en mi memoria nada; es como si hubiera nacido con ellas, uno comienza a vivir sobre las madreñas, forman parte de ti, es un complemento rural adherido a ti.
Este calzado tan nuestro merece un recuerdo cariñoso, formó parte de nosotros y no queremos que caiga en el olvido. Tenemos que recordarlas engalanadas con sus dibujos, protegidas con sus aros más o menos vistosos, unos con alambres de cobre trenzada, otros más sencillos, o remendadas en los papos con esas hojalatas que impedían que penetrara el agua por sus desgastes, todas ellas merecen nuestro cariño y recuerdo.
Una anécdota familiar que siempre oí contar sobre las madreñas es que mis abuelitos cuando se casaron mi abuelito puso para la ceremonia en sus madreñas unos altos tarugos para estar a la altura de la novia, con esto queda dicho todo, hasta en los momentos importantes de nuestras vidas y de mas ceremonia las madreñas estaban presentes.
Estas madreñas recuperadas del fondo del desván tendrán un destino más digno, portaran en sus bocas un arreglo floral como homenaje a la vida que pasamos juntas.
Tú que estás leyendo esto ¿conociste las madreñas? ¿Qué recuerdos tienes de ellas?
Saludos para todos.

jueves, 6 de octubre de 2011

VIAJE A SOLARES (CANTABRIA)

Amigos del Blog; ya estoy de nuevo aquí para contaros mi viaje relámpago por Cantabria (sin fotos, la cámara se me olvidó en casa). El fin de semana pasado nos  reunimos en Solares un grupo de amigos de Asturias (una familia asturiana a la que ya consideramos de la familia), Santander y Palencia, fue una reunión hecha con mucho cariño en honor a los años que nos conocemos  y desafiando la falta de tiempo, el trabajo, etc. Siempre pudimos encontrar un momento en el que juntarnos a compartir nuestras ilusiones, nuestras penas y alegrías, nuestras experiencias, nuestras celebraciones especiales,  y esto es importante en estos días en que la vorágine de la vida nos tiene cogidos y no hay tiempo ni para mirar a nuestro alrededor y entablar una nueva amistad.
Tuvimos un día estupendo, el sol nos acompañó y Solares es como todo Cantabria un vergel de verdor y frescura, las calles empinadas como queriéndonos hacer subir a lo más alto y en lo más alto está su iglesia de Santa María de Cuyedo, construida en estilo gótico y a su lado está El Crucero o Humilladero, es una construcción de cuatro arcos del siglo XVI.
Solares está lleno de edificios palacetes, casas solariegas y palacios de los siglos XVII y XVIII, y  se puede ver también muestras de arquitectura del siglo XII. Hay un hotel  balneario recientemente reconstruido y digno de ser frecuentado por la realeza, y una planta embotelladora del “Agua de Solares”, muy conocida esta agua mineral.
La casa del Marqués de Valdecilla está muy cerca de la iglesia, en ella nació D. Ramón Pelayo, Marqués de Valdecilla, un gran benefactor de Solares y de toda Cantabria. Se accede a la finca por un portón adornado con un escudo, dentro encontramos un extenso jardín muy bien cuidado y en el que se puede una perder estando bien acompañada en un paseo romántico, tiene rincones propicios para ello, hay varios edificios pero el más impresionante es la casa blanca, lugar de residencia habitual de la familia y en el que ahora se instaló un museo en el que dan a conocer la vida y obras de tan ilustre hijo del lugar, este museo bien puede  ser visitado. No podíamos pasar por Solares sin visitar esta casa por lo que representa para toda Cantabria.
El programa de nuestro viaje fue el siguiente: Después de los saludos de rigor comenzamos la reunión con la degustación de una abundante parrillada con la que nos deleitaron nuestros amigos Santanderinos (o mejor diría Asturianos que de ahí son) en los jardines de la casa, luego una visita guiada por la Villa de Solares y como colofón una agradable tertulia para descansar el sube y baja por sus empinadas calles hasta que el día nos aconsejo ponernos de nuevo en camino, cosa que hicimos muy a nuestro pesar por lo a gusto que nos encontrábamos.
Amigos del Blog; si tenéis ocasión os aconsejo que hagáis una escapada a Solares, y si podéis regalaros un circuito de aguas en el balneario mucho mejor.
Saludos y hasta la próxima.