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Amig@ mí@, cuando mi voz calle, cuando mis manos no recorran alegres el teclado, entonces mi corazón seguirá hablándote y tus ojos seguirán leyéndome.

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miércoles, 20 de mayo de 2015

VIAJE A SANTANDER


Hicimos un viaje a Santander donde Isabel la amiga de Epi (compañera de mi grupo) nos hizo de guía amablemente y nos mostro un poco de lo mucho que hay que ver en esta ciudad. Estábamos con el tiempo limitado por el horario del tren de regreso.
Al salir de la estación comenzamos el recorrido por los jardines del paseo de Pereda; lo primero que veo a lo lejos es una construcción con aires de ser súper moderna  que desentona del entorno en el que se ven edificios con arte, solera e historia y yo que de arquitectura no entiendo me dejó horrorizada, son unas moles que inexplicablemente está construyendo el banco de Santander; quizás por ser quien es se le permite semejante despropósito. Justo al lado del mar y en medio de la zona más emblemática.
Al lado mismo está el monumento a las víctimas de la explosión del  vapor de cabotaje “Cabo Machichaco” sucedido el 3 de noviembre de 1893. Nos cuenta que al declararse un incendio a bordo su carga que eran varias toneladas de dinamita explosionó y mató a todo el que paseaba plácidamente por el paseo, fueron más de 500 personas las muertas, también hirió a muchas más y arrasó dos calles completas de la ciudad.


El monumento en si es muy bonito pero lo que representa me impactó mucho; la escultura de una mujer con su pelo largo achicharrado en torno a su cara o la ropa toda  a  jirones es escalofriante, así como la expresión de sus caras.  Estas víctimas estaban en el parque como un día cualquiera y el barco que estaba atracado en la bahía al explosionar las llamas arrasaron con todo lo que pillaron a su paso.
También en el paseo de Pereda está el monumento que la montaña santanderina dedica  a este escritor también Cántabro; la cima de esta montaña simulada con bloques de piedra la ocupa una figura del novelista, el resto de las figuras son representaciones de sus novelas.






Pudimos disfrutar de la visión de las estatuas a los “Raqueritos”, es curioso el conjunto y la historia que les acompaña; eran unos niños pobres que siempre andaban por el puerto mendigando y los señores adinerados les tiraban monedas al agua para que se tiraran a rescatarlas.


Después de admirar este parque tomamos un bus que nos llevó hasta la playa de Piquio; es un lugar precioso con sus jardines y su infinidad de arboles de tamarindo así como gigantescas palmeras. Estos jardines separan las dos playas del Sardinero con un mirador en forma de pérgola semicircular, es como un balcón al mar.



También en esta zona nos encontramos con el majestuoso casino,  es una joya arquitectónica muy bien cuidad. Nos comenta Isabel que en ciertos días de agosto abre sus puertas a todo el que quiera diversión con cenas amenizadas con gran baile.

De nuevo tomamos el bus y regresamos a nuestro punto de partida para tomarnos el típico chocolate con churros que es una costumbre en Santander, no llegue a enterarme de por qué y mira que lo pregunté. El típico chocolate está hecho como el de antaño, sin leche, resultando ser un chocolate negro, espesito y muy sabroso.


A continuación nos acompañó a un centro cívico cercano donde disfrutamos de un baile muy animado y el ensayo del grupo de teatro del centro del que Isabel es participante y protagonista de la obra y doy fe de que con merecimiento.
Finalmente la estación del tren y de regreso a Lierganes después de una tarde agradable y  completita con la compañía de Isabel.

Bueno amig@s, hasta mi próxima entrada, besotes.

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