Sobre el rio Miera que bordea el pueblo de Lierganes nos
encontramos el puente mayor o puente romano, fue construido en el año 1606 con
piedra del propio rio por lo tanto no es romano. Se hizo pensando en abrir
caminos comerciales con la meseta de Castilla.
Al lado del puente está el molino conservado en perfecto estado; fue
construido en 1667 y estuvo en uso hasta finales del siglo XIX y ahora alberga
el centro de interpretación de la leyenda del hombre pez.
En el otro lado del puente está la escultura al hombre pez.
El pueblo de Lierganes está ligado a la leyenda del hombre pez, su
protagonista fue Francisco de la Vega y como todas las leyendas tiene algo de
real y algo de misterio, paranormal o ficción. Real es que Francisco de la Vega
Casar nació en este pueblo en el año de 1660, hijo de Francisco de la Vega y de
María del Casar, se bautizó en la iglesia de San Pedro y está bien identificado
según la partida de bautismo que figura en los archivos diocesanos que hoy se
guardan en Santillana del Mar.
Lo curioso e increíble son las circunstancias que hacen que este personaje
pase a ser una leyenda del pueblo, y hace que los mejores investigadores como
Fray Jerónimo de Feijoo y Don Gregorio Marañón centren su atención en los
hechos.
Este personaje siendo aun joven se fue a Bilbao a aprender el oficio de
carpintero; allí estuvo dos años, hasta la víspera de San Juan en que con otros
jóvenes salió a nadar por la ría de Portugalete, siendo un buen nadador se
metió en el agua y desapareció nadando ría abajo hasta que le perdieron de
vista; sus compañeros le buscaron y esperaron largo tiempo y al ver que no
regresaba le dieron por muerto.
Nueve años después y en aguas de la bahía de Cádiz un barco de pescadores
en altamar vieron una figura humana que al acercarse desaparecía
sumergiéndose, al día siguiente
regresaron al lugar y le cebaron lanzando pedazos de pan que el cogía con la
mano y comía, la curiosidad les hizo pensar en formar un gran círculo con sus
redes para pescar tan extraño ser; con estas artes lograron pescaron a este ser
tan extraño, desnudo, con la piel llena de escamas como la de un pez y no sabía
hablar, tan solo extraños sonidos.
Le llevaron al convento de San Francisco de la ciudad donde le hicieron
infinidad de preguntas y en varios
idiomas sin recibir contestación alguna. Llegaron a pensar que estaba poseído
por algún mal espíritu y comenzaron a conjurarle y tampoco lograron nada con
los exorcismos hasta que pasado un tiempo le oyeron decir “Lierganes” y un
ministro de la inquisición que estaba en la ciudad y que también era de Lierganes
dio fe de la existencia de este pueblo en Cantabria; mandaron al pueblo un
emisario para preguntar si faltaba algún mozo de esa edad y señas y se le
respondió que sí, que faltaba el hijo de María del Casar, viuda de Francisco de
la Vega.
Para dar fe de que en verdad era ese mozo lo acompañó en su viaje a
Lierganes un fraile y al llegar cerca del pueblo le mandó ir por delante para
ver si reconocía el lugar; él seguido y sin dudarlo se encaminó a la casa de su
madre. Su madre y hermanos le reconocieron al momento y abrazaron con cariño
pero él se mostro estático y no pronuncio palabra alguna.
Nunca pedía comida, si se la ponían comía y bebía mucho y en dos o tres
días no comía de nuevo, hacia todos los recados que le mandaban con mucha
puntualidad pero sin pronunciar palabra.
Fue perdiendo las escamas pero el cutis le quedó muy áspero y las uñas
muy gastadas. Iba a la iglesia si veía ir a otros o si se lo mandaban pero sin
prestar atención a la misa ni a los oficios religiosos.
En una ocasión le mandaron a Santander con un recado, tenía que tomar el
barco en Pedreña, como el barco ya había partido se tiró al mar y cruzó a
Santander a nado, una legua, entrego el recado, le secaron y preguntaron pero
no dio contestación alguna.
Se comento por entonces que una mujer le había echado una maldición
cuando era niño y fueron muchas más las especulaciones que se hicieron sobre la
causa de su estado. Estuvo unos diez años en la casa de su madre y nunca dijo nada sobre lo que le había
sucedido.
Un buen día desapareció de nuevo sin saber cómo ni dónde y nadie, ni
familia ni extraños vuelven a tener noticias de su paradero.
Lo curioso de esta leyenda es que el padre Feijoo que odiaba todo lo que
significara superstición y mentira, creyó esta historia sucedida anterior a su
época y no dudó de su autenticidad. El doctor Marañón da una explicación al
suceso diciendo que puede ser un suceso maldito de los muchos que se quieren
negar y que forman parte de lo paranormal.
¿Leyenda maldita? ¿Leyenda paranormal? El caso amig@s es que esta es la
leyenda de Lierganes y que yo intuí nada más pisar sus calles con el “paseo del
pez” “restaurante el pez””restaurante las hijas del pez” etc. y que me puso en
pie de investigación para ver que encerraba tanto pez en un mismo lugar.
Hasta mi próxima entrada.
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