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Amig@ mí@, cuando mi voz calle, cuando mis manos no recorran alegres el teclado, entonces mi corazón seguirá hablándote y tus ojos seguirán leyéndome.

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martes, 15 de mayo de 2012

SAN ISIDRO LABRADOR

Hoy fiesta de S. Isidro quiero hablaros un poco de este pueblo agrícola y ganadero que nos acogió a muchos de los desterrados del pantano de Riaño, digo desterrados porque así fue como todos nos sentimos, al dejar forzados nuestras raíces y nuestra historia en aras de un progreso que a nosotros nos hundía en la incertidumbre y la pena, donde teníamos que comenzar una nueva vida, unas nuevas costumbres y unas nuevas amistades.
En este pueblo relativamente joven fue donde decidimos continuar nuestra vida familiar y agrícola; fue fundado por Colonización a partir del año 1955 y por los años 60 se empezó a poblar para recoger a las familias que les expropiaban sus bienes con los diferentes pantanos que se construían en aquellos años.
Llegamos de una zona donde estábamos rodeados de montes y naturaleza, donde se diferenciaban bien las estaciones del año y nos asentamos aquí, todo llano, donde los arboles escaseaban hasta límites insospechados, “donde no tenias ni una triste piedra para defenderte de un perro”, donde carecíamos hasta de costumbres porque éramos de sitios diferentes, nuestro primer reto fue el conocernos entre si. Con una juventud recién estrenada, con constancia y muchas ganas fuimos forjando nuestras propias costumbres con retazos de los distintos sitios de los que veníamos, fuimos creando una nueva historia que se está escribiendo con la tinta de nuestra pena por lo dejado, pero con las ganas de dejar a las generaciones venideras un arraigo y un cariño por sus cortas raíces para que ellos sigan participando en hacer de este joven pueblo su pueblo.
Esta es la foto de nuestra iglesia, en su construcción de líneas modernistas se puede ver la juventud de este mi pueblo de adopción: Cascón de la Nava.
Hoy es la fiesta de nuestro patrón S. Isidro, patrono de los labradores y sin ser la fiesta patronal del pueblo la celebramos con el encanto de lo tradicional; aun podemos salir en procesión por nuestras calles sin herir la sensibilidad de nadie como pasa en otros lugares, hacemos nuestras humildes carrozas que no se parecen en nada a esas otras de las grandes ciudades, en ellas representamos la vida familiar y el trabajo de un pueblo, son hechas con mucho cariño y su confección es como una oración a nuestro patrón S. Isidro para que cuide nuestras cosechas y las multiplique, no veréis en ellas suntuosidad sino cariño.
Os pongo las distintas partes de una carroza por que la afluencia de niños (hay muchos) con trajes regionales me impidió fotografiar más, no me gusta que su imagen viaje por Internet; en ella veis simulado el fuego reparador del hogar preparando un suculento cocido en ese puchero de hierro con sabor de nuestros abuelos:
La mesa camilla delante del escaño que no faltaba en las cocinas de nuestros pueblos de la montaña, donde se pasaban tantas horas de hila en los largos inviernos, donde la proximidad familiar hacia fluir las historias y las leyendas para deleite de los más pequeños:
Las “grillandas”, capilotes o como llamábamos a esta flor por nuestra tierra (cada pueblo le daba su nombre), esta flor la consideramos el símbolo del valle que descansa bajo las aguas y el pasado fin de semana se celebró su fiesta en Riaño, “la fiesta del capilote”:
 Todo lo que se representa en las carrozas es un recuerdo a ese otro pueblo que no tenemos más que en el pensamiento, sin darnos cuenta representamos siempre aquello que amamos tanto y que nos quitaron, un hogar con sus enseres cotidianos; con sus animales, terneros, gallinas, cabritos, etc.
Después de la misa solemne a S. Isidro y la procesión con la imagen del santo a hombros de agricultores y con la bendición del campo llega la hora de degustar una comida de hermandad, patrocinada por el ayuntamiento y la asociación de las amas de casa. De lo que estoy satisfecha es de qué vivo en un pueblo donde se puede dar culto a la hermandad, donde podemos tener celebraciones como antaño las hubo en los pequeños pueblos, aun estando a diez km. De la capital, donde todos somos uno y nos conocemos como se conoce una familia bien avenida.
No faltó en la mesa ni la tortilla, ni el jamón y chorizo (claro que este no es de los curados en las horneras del pueblo), o el queso tan sabroso de estas tierras, ni los bollos preñaos con su choricillo dentro rezumando ese sabor tan rico que adquiere en el horno:
Como postre los sequillos típicos de la montaña, las galletas de nata como las de nuestras abuelas y para aunar la montaña con la llanura Castellana los amarguillos, deliciosos y típicos  por estas tierras palentinas:
Hubo hermandad, coloquio y buenos deseos, luego cada uno a sus labores o recreos, un@s a jugar a la brisca, otr@s a dormir una reparadora siesta que después de tanta vianda te la pedía el cuerpo, otr@s a dar un largo paseo para quemar las calorías de mas que se metieron al cuerpo y yo a sentarme ante el ordenador y haceros participes a todos de este día que ya bien poco se vive por los pueblos de España; con esta foto de la animada comida (unos al sol y otros a la sombra) me despido hasta una nueva entrada que será sobre el tema del balneario como venía haciendo.
Besotes amig@s.

2 comentarios:

  1. Hola Mirva :
    ¡Que hermoso relato !
    Me encantó conocer tu pueblo,que aunque nos cuentas que es adoptivo ,ya lo sientes propio por el cariño con que lo describes para todos nosotros!
    Es tan valioso para personas que como yo estamos a tantisimos kilometros ,conocer éstas costumbres tan distintas a la nuestras ,gracias por compartirlas!!!.
    Un beso grande.

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  2. ¿Asi que ese es el pueblo donde te fuiste a vivir cuando os echaron de Riaño? ¿como se llama? ya veo que tu tambien estuviste de comilona, me alegro de que te lo hayas pasado bien. Besitos

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