PRIMAVERA EN BURÓN

Mis querid@s amig@s del blog;

Cuando se siente un cariño tan grande hacia nuestra cuna, no se puede por menos de hacer una escapada aunque sea corta a ese entorno donde una dio sus primeros pasos, donde conoció el amor, en fin, donde una se encuentra con sus ancestros a través del entorno, de ese aroma a Burón que respiras, de ese monte que te llama y no te puedes resistir a su llamada aunque sea bajo la lluvia y del que regresas exhausta, cansada pero feliz, de ese verdor primaveral tan suave y tan firme que te rodea como la más preciada alfombra.

Todo el conjunto hace que me sienta renacer, caminando por esos valles o trepando por sus montes no recuerdo mis limitaciones (alguna va apareciendo ya) ¿Qué aparecen agujetas? Mañana se pasarán, ¿Qué la cadera quiere hacerse notar? Pues ni caso, “mañana que me quiten lo bailao” es un dicho popular de mi tierra y que yo tomo como un himno a mi situación.

Cuando me veo ante esa grandiosidad de naturaleza que es Burón siento que mi pecho se ensancha de felicidad y de necesidad de respirar profundo y retener en mí ese momento.

No obstante una sombra enturbia toda mi felicidad; son esas aguas malditas que van lamiendo e inundando la historia de mi pueblo. Un nuevo Burón se yergue altanero y desafiante que conjuntamente con lo poco que sobrevivió de las aguas hacen que nadie se olvide de que hay un pueblo que desde siempre tuvo una importante historia y una rancia solera de Merindad y  grandiosidad.

Amig@s este es el lugar donde yo necesito de vez en cuando acudir para que mi espíritu pueda seguir caminando por este mundo que me tocó vivir, es mi retiro, mi forma de “cargar pilas”, no importa que llueva o nieve, es donde nací y toda su climatología me gusta, a veces me llega el pensamiento ¿y si ya no puedo ir mas? Rápido lo desecho porque yo necesito ir.

Observad esta primavera pujante, donde el árbol con sus años a cuestas luce sus mejores galas, son en memoria de esos hermanos suyos que el agua que le vigila a él para engullirlo segó la vida, está a un paso entre la vida florida y la muerte inundada, así estamos los buroneses entre el seguir nuestro camino forzado y regresar en busca de nuestra historia anegada por las aguas.

La estación primaveral sigue su curso, las humildes florecillas asoman su belleza tímidamente, el monte se puebla de la nueva hoja y todo ello nos recibe diciendo que hay que seguir, que la vida sigue, que ahí está siempre que necesitemos su consuelo, ¡uno nunca sabe apreciar esas cosas hasta que no te faltan! Vemos significados donde otros ven normalidad.

¿Hay algo más bonito que la sencillez de las margaritas en un prado verde?

Llegan los recuerdos de la niñez en el mes de Mayo, cuando con esas florecillas y lo que llamábamos simplemente "Verde" como base confeccionábamos las alfombras a la Virgen en la escuela, los pendones, corta meriendas, cirisuela, los zapatines, etc. En la misa del domingo me llevé una grata sorpresa, estaba presente mi querida Virgen de Pontón; por las obras de restauración de la ermita se trajo la venerada imagen a la iglesia de Burón; mi felicidad se culminó con esa Salve que se rezó con gran devoción y que salía de muy adentro.

Vosotros, mis hijos, mi familia o los que me conocéis podréis dar fe de la gran verdad que encierran mis palabras.

Querid@s amig@s; ahí os dejo esto, espero no cansaros pero yo necesito haceros participes de mis sentimientos.

Besotes.