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Amig@ mí@, cuando mi voz calle, cuando mis manos no recorran alegres el teclado, entonces mi corazón seguirá hablándote y tus ojos seguirán leyéndome.

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martes, 30 de agosto de 2011

EL TAPABOCAS

Queridos amigos que visitáis este Blog, y siguiendo los recuerdos que brotaron en mi viaje a Burón y tal como os prometí me tomo el atrevimiento de dedicar un pequeño y gran recuerdo a una prenda tan de nuestra tierra y ya en desuso como es “el tapabocas” para que los jóvenes lo conozcan y los mas maduritos la recordemos.
Esta es una prenda de abrigo que utilizaban nuestros antepasados en los fríos inviernos,  este era la forma de abrigarse que tenían, los abrigos no se conocían en el medio rural. Los hombres del campo llevaban estos tapabocas, especie de manta alargada, más estrecha que la manta y con sus dos extremos rematados por cerras del mismo paño, era de paño de lana burda, también los había más finos con una de sus caras sacado un ligero pelo (estos solían ser para los domingos), con esta prenda se  protegían del frío y la lluvia la parte superior del cuerpo enroscándoselo con gracia y donaire a su alrededor cubriendo los hombros ,cuello y cabeza mientras estaban de pie y que les servía para cubrirse en los ratos de descanso o caminando, se “embozaban en el tapabocas” se decía..
Esta prenda como ya queda dicho se confeccionaba con un paño de lana en sus colores naturales, combinándolos en rayas o haciendo cuadros, se hacían en telares y pisas y casi se podría decir que cada uno tenía su propio diseño de tapabocas, si se dejaba olvidado ya se sabía a quien pertenecía.
El Diccionario académico registra este vocablo, pero como equivalente de bufanda ancha y larga de lana.
El tapabocas servía de abrigo al padre, de cobijo al rapaz y en caso de apuro de manta de la cama, ¿quien no fue llevado en los brazos del padre a la escuela envueltos ambos en el tapabocas por esas calles cubiertas de nieve y surcadas por las huellas para caminar?
Recordando esta prenda me viene a la memoria la acción de ponerse el tapabocas los hombres en los portales de las casas, necesitaban un gran espacio para que el impulso hiciera volar el tapabocas a su alrededor, barriendo a todo cuanto se ponía a su paso incluidas las narices de los que salíamos “a oler” tras ellos dándonos un “soplamocos” y ¡caray como dolía!
Para los días de guardar las veceras los hombres de nuestra montaña se cubrían con una manta  tosca, que solía ser de cuadros pardos y blancos, con costura en el centro, en dicha costura quedaba un descosido en el centro por el que sacaban la cabeza. No recuerdo su nombre.
La Capa:
La capa parda también se usó en los pueblos de la montaña, pero su uso era señal de respeto o autoridad, la usaba el alcalde, el médico, etc. Se confeccionaba con paño basto, estameña o bayeta de color pardo oscuro o negro, de amplios vuelos; cubre hasta los pies y se complementa con una esclavina y broches junto a la tirilla de la prenda; su confección era austera y carecía de bordes y vistas.
Con este relato me despido hasta el próximo tema  y os animo a que vosotros hagáis ejercicio de memoria y nos deleitéis con vuestros recuerdos, saludos para todos los que visitáis este Blog.

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